Estamos preparando nuestro próximo viaje del que pronto tendréis noticias por aquí. Después de barajar varios destinos, el precio de los vuelos fue el que nos acabó por decidir y… ¡Sorpresa! El más barato era, con diferencia, Japón.
Ahora, cuando vemos los precios de alojamientos y transporte nos damos cuenta de que no todo va salir tan bien de precio pero, con el billete comprado, ya tenemos la manta bien liada a la cabeza. Como siempre, nos apañaremos.
Indagando un poco en la guía e información diversa de internet hemos empezado a tener nuestros primeros contactos con una cultura muy distinta a la nuestra. Ése es uno de los principales alicientes de este viaje. Aunque debe ser así en la mayoría de casos, la historia de Japón ha jugado un papel fundamental en la psique colectiva de sus habitantes. Muchos territorios han sufrido luchas internas, guerras, regímenes autoritarios pero pocos, además, han vivido aislados del resto del mundo durante tanto tiempo como Japón y pocos han sufrido las fuerzas de la naturaleza de forma tan violenta.
Así que, con vuestro permiso, dedicamos este post a un breve repaso a la historia de Japón que nos ayudará a entender mejor algunas de las cosas que esperamos ver durante nuestro viaje. Poneos cómodos.
Probablemente, los primeros pobladores de Japón fueron pescadores, cazadores y recolectores. 11.000 años a.C. esos pobladores ya desarrollaban un tipo de alfarería llamada ‘Jōmon’ que se considera como la más antigua del mundo. Más adelante, la cultura ‘Yayoi’ empezó a utilizar herramientas de madera y metal y cultivaba arroz.
Las primeras influencias de China llegaron en el S.III. Quizás lo más destacado fue la escritura que aún sigue utilizándose junto con otros caracteres propios de Japón que se crearían siglos más tarde.

Unos cuantos Kanjis japoneses, de origen chino (fuente: google images)
También desde China llegó el budismo a mediados del S.VI que se encontró con la religión tradicional nativa de las islas, el sintoísmo. Esta religión se basa en la adoración de los espíritus de la naturaleza y veneración a los antepasados. De todas formas, la posible rivalidad entre una religión y otra se diluyó en un sincretismo bastante particular ya que los espíritus sintoístas se presentaron como manifestaciones de Buda. Este budismo especial pasó a ser la religión oficial de la zona.

‘Gran ola de Kanagawa’ (ilustración de Hosukai)
De todas formas, hasta el S.VIII no se creó un auténtico estado japonés cuya primera capital fue Nara. Allí vivía el Emperador, descendiente de los Dioses según la creencia popular. La organización del estado estaba muy centralizada. Este sistema funcionó en las regiones más cercanas a Nara pero en las zonas más alejadas de la capital el sistema fracasó y llevó a un colapso de la administración pública y a diversas luchas por la propiedad. Las clases más ricas veían peligrar sus propiedades y encomendaron su seguridad a guerreros profesionales dando origen a los samuráis.

Samurai (foto: Felice Beato)
Esas luchas en las regiones, algunas guerras entre clanes y la rápida imposición de tradiciones foráneas hicieron que en el año 794 la corte del Emperador trasladara la capital a Heian-kyō (actual Kyoto), donde se empezó a gestar una cultura de artes muy sofisticada entre la aristocracia. La organización del estado pasó a ser claramente feudal. El Emperador simbolizaba el poder divino pero el poder militar y político lo ejercían clanes de guerreros samuráis que empezaron a reclamar la autonomía de las provincias. Se sucedieron diversos siglos de alternancia de revueltas, disputas y guerras entre distintos clanes y familias con otras etapas de paz. Los diferentes clanes se iban alternando el poder hasta que en 1.185 la familia Minamoto estableció su dinastía como ‘Shogun’ (líder militar o generalísimo) y se inició un periodo marcado por la ideología militar y el budismo zen que duraría varios siglos.

El Shogun Minamoto (fuente: wikipedia)
Durante ese mismo periodo, los ejércitos mongoles llevaron a cabo alguno de los pocos intentos de invasión de Japón de la historia. Cuando las tropas mongolas alcanzaban la costa nipona con más de 4.000 barcos un tifón llegó en el momento justo y destruyó todas las naves que venían a invadir Japón. Las tropas japonesas atribuyeron este tifón a los dioses que protegían su país y lo llamaron ‘Kami Kaze’, literalmente ‘viento de los dioses’.

Ilustración del intento de invasión mongol (fuente: google images)
En 1.598 el nuevo Shogun Tokugawa decidió gobernar desde su castillo situado en Edo que, hasta ese momento, había sido un pequeño pueblo pesquero sin importancia. La capital del país se trasladó a Edo y ya no se volvería a mover hasta nuestros días. Ese pequeño poblado se convertiría con el paso de los siglos en Tokyo, ‘capital del este’.

Edo (fuente: google images)
Las primeras relaciones de Japón con Europa empezaron en el S.XV y XVI con la llegada de mercaderes portugueses, holandeses, ingleses y españoles. En 1.549 San Francisco Xavier, un misionero jesuita español, desembarcó al sur de Japón e inició la introducción del cristianismo. La nueva religión comenzó a convivir con el sintoísmo y el budismo sin aparentes problemas pero a comienzos del S.XVII el Shogun empezó a sospechar de las misiones cristianas como la avanzadilla de una posible conquista militar del país por fuerzas europeas. Así, en 1.639 el Shogun decidió expulsar a los misioneros, prohibir el cristianismo y cerrar las fronteras del país a todos los extranjeros y también a los propios japoneses que tendrían prohibida la salida del país. A partir de ese momento, muchos exploradores españoles y portugueses fueron condenados a muerte al pisar suelo nipón. Comenzaba un periodo de más de 229 años de aislamiento total en el que Japón no recibió influencias ni avances tecnológicos del exterior.

Samurai (fuente: google images)
De esta forma, cuando Europa y Estados Unidos ya estaban en plena revolución industrial y sus habitantes viajaban en trenes, el nivel de la tecnología japonesa estaba en la rueda y el burro y continuaba siendo un país feudal dirigido por samuráis y por un Emperador de ascendencia divina.

Monte Fuji (ilustración de Hosukai)
Pero todo cambió en 1.853 cuando una escuadra de guerra americana dirigida por el almirante Matthew Perry llegó a tierras niponas. El oficial propuso al gobierno japonés firmar un tratado que autorizara a Estados Unidos a comerciar con Japón. Imaginaos la cara de asombro del Shogun al ver los cañones en la borda del inmenso barco americano. Por primera vez en seis siglos de poder militar, el Shogun decidió consultar al Emperador sobre qué debía hacer. Éste le respondió que debía expulsar a los americanos. De vuelta a la costa, el Shogun se vio incapaz de poder enfrentarse a los barcos americanos con una ventaja tecnológica abrumadora y firmó el tratado que abriría las fronteras de Japón.

La flota americana llega a las costas de Japón (fuente: google images)

Ilustración japonesa de Matthew Perry (fuente: wikipedia)
El pueblo nipón se posicionó radicalmente en contra del Shogun tras haber desobedecido al Emperador, que era considerado un dios viviente. Tras siglos de poder militar el Shogun renunciaba a su poder y se producía la restauración imperial en 1.868. El Emperador volvía a ser el único gobernante del país. La llegada de las tropas americanas a las costas japonesas había supuesto el fin del aislamiento y un cambio político trascendental en la historia de Japón.
Pero, ¿cómo pudo Japón dejar atrás el aislamiento y convertirse en una potencia mundial en menos de 50 años? ¿Cómo pudieron alcanzar un nivel de tecnología suficiente como para poder enfrentarse a Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial sólo 72 años después?
El aislamiento total generó un sentimiento patriótico de los nipones casi irracional, durante más de doscientos años no existía nada más que Japón, su país era el ombligo del mundo. No había nada más allá de sus mares. Los japoneses podían dejarse la piel trabajando por el bien común de su país. El trabajo por el beneficio del país, de la comunidad o de una empresa les llevaría al beneficio colectivo primero e individual después (al revés de cómo se ve en occidente). El nuevo Emperador inició una transformación completa del Imperio que entró de lleno en la vía del progreso y en poco tiempo se modernizó completamente. El sistema feudal fue abolido y el modelo occidental se adoptó para el sistema legal y de gobierno. Innumerables reformas sociales y económicas junto con el tesón de su pueblo, convirtieron Japón en una potencia mundial en pocas décadas.
La autoconfianza y el crecimiento del país le llevó a intentar ampliar sus fronteras en las guerras contra China en 1.894 y Rusia en 1.904 tras las que anexionó Taiwán, Corea y otros territorios a su imperio en expansión.
La crisis económica mundial tras el crack del 29 hundió las exportaciones niponas lo que produjo pobreza y descontento con una clase política considerada débil. Surgió un fuerte sentimiento nacionalista y una mayor confianza del pueblo en los militares que hicieron uso del poder que les otorgaba esa confianza invadiendo Manchuria (China) en 1.931.
Tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial en Europa, Japón aprovechó la situación para invadir Corea, Tailandia, Myanmar, Malasia y parte de China, donde intentaron imponer por la fuerza su lengua y su cultura. Japón se sentía fuerte y sus siguientes objetivos debían ser India, Australia y Hawaii.
El 7 de diciembre de 1.941 Japón entró de cabeza en la guerra atacando por sorpresa la base norteamericana de Pearl Harbor en Hawaii. Tras unas cuantas victorias iniciales, los nipones cayeron derrotados en las islas Midway y en Guadalcanal lo que cambió radicalmente la situación en el Pacífico.

Ataque nipón a la base norteamericana de Pearl Harbor (fuente: google images)
Estados Unido atacó decenas de ciudades japonesas en bombardeos que las redujeron a cenizas, debilitaron su fuerza aeronaval y sus centros de producción.

Tokyo tras los bombardeos norteamericanos (fuente: google images)
A la desesperada, el ejército japonés formó un grupo de pilotos suicidas que dieron su vida estrellando sus aviones contra los portaviones americanos. Igual que aquellos ‘vientos de los dioses’ que defendieron Japón cuando los mongoles intentaron invadirlos, ellos debían ser ahora los ‘Kami Kaze’ que entregarían su vida por su país. Lamentablemente para ellos, sirvió de muy poco.

Ataque Kamikaze (fuente: wikipedia)
Las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki lo cambiaron todo.

Hiroshima tras la bomba atómica (fuente: google images)
Con casi todas las colonias perdidas, más de dos millones de víctimas, una declaración de guerra de la Unión Soviética y las dos bombas nucleares; en Agosto de 1.945 el Emperador Hirohito anunció la rendición incondicional de Japón.

El Emperador Hirohito (fuente: wikipedia)
El país fue ocupado entonces por fuerzas estadounidenses que disolvieron el ejército, liberaron los territorios invadidos por Japón y suprimieron el poder político del Emperador que pasaría a manos de un primer ministro elegido por el parlamento. Los norteamericanos ocuparon Japón hasta 1.952.
Después de perder toda su capacidad productiva y su moral en la guerra ¿Cómo pudo Japón resurgir en tan poco tiempo y llegar a ser una de las grandes potencias mundiales líderes en tecnología?
Se aprobó un programa de recuperación económica que permitió una expansión de su economía gracias, de nuevo, a la dedicación y patriotismo de los nipones. Se generaron excedentes comerciales masivos y se apostó e invirtió en investigación y nuevas tecnologías en campos como la informática, la robótica o la industria del automóvil.
La economía del país creció exponencialmente hasta que en la década de los noventa comenzó una recesión de la que ha empezado a recuperarse estos últimos años.
Y así hasta nuestros días cuya actualidad está marcada por el terremoto que sufrió la costa noreste de Honshu, el posterior tsunami y las radiaciones de la central nuclear de Fukushima… Los japoneses aceptan y se resignan ante las fuerzas de la naturaleza con estoicismo pero el debate sobre la energía nuclear está abierto en un país donde el 30% del suministro proviene de centrales nucleares.
En unas horas nos vamos al aeropuerto desde donde iniciaremos este viaje por el país del sol naciente. Esperamos que sigáis pasando por aquí. Al menos, esta vez, la dosis de historia del país ya la habéis superado y lo que viene, por fuerza, será más entretenido.
¡Hasta pronto!
Hola:: Ahora empieza otra entrega por capítulos, que parece será muy interesante. Japón es un destino que tengo entre mis deseos y cuando lo concrete espero poder recurrir al apartado «Gaby recomienda». Así que Gaby, ya se está iniciando un pequeño club de fans, no nos defrudes. Me ha sorprendido el significado «kami kaze», vuelvo a agradecerles la oportunidad de encontrarnos con un blog de viajes tan variado e interesante. Muy buen viaje, esperamos fotos curiosas, interesantes y bonitas.
FELIZ VIAJE ¡¡¡ Que los vientos os sean favorables ¡¡¡ . Con estos antecedentes históricos tan interesantes ya estamos deseado ver vuestra próxima entrega.
Un fuerte abrazo pareja.
¡Qué bien que hayáis elegido este destino! Es el primero de mi lista (de la de que empieza por «si pudiera ir a cualquier sitio del mundo…»). Voy a estar muy atenta a ver si pronto puedo seguir alguna de vuestras recomendaciones, sería un sueño hecho realidad.
De momento la lección de historia ya me ha gustado mucho. Gracias y… ¡buen viaje!
Gracias Isabel! Ya estamos en Japón, disfrutando mucho aunque con mucho calor. Primer consejo, ven en primavera u otoño! A ver si podemos colgar algo antes de estar de vuelta.
Un abrazo!
¡Gracias por la lección de historia! Si hubiérais escrito vosotros los libros de EGB, estudiar hubiera sido diferente…
¡Disfrutadlo, pareja! Y seguid actualizando el blog, que estar de vuelta en la oficina será más llevadero.
Un abrazo!
Gran artículo, enhorabuena
Muchas gracias! Es un placer
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Gracias por la mención!