Este chiringuito se resistía a cerrar pero el calendario, impasible, seguía añadiendo días al viaje como si nada. Antes de tomar nuestro vuelo a Londres pasaron muchas ideas por nuestra cabeza. ¿Y si perdemos el último vuelo y nos vamos por Oriente Medio hasta Turquía? ¿Y si desde Londres nos vamos a París con el ‘eurotunnel’? Mejor todavía, ¿Por qué no vamos a Roma a visitar a David y Francesca?
La idea de disfrutar de una buena pasta carbonara, de una sabrosa pizza y de los insuperables cornettos de nutella acompañados con un cappuccino nos terminó de convencer. Además, había pasado mucho tiempo desde que estuvimos por última vez en Roma. Desde Barcelona siempre hubiese sido un viaje fácil, de fin de semana, pero por una cosa u otra siempre se va posponiendo… ‘ya iremos’… y el tiempo va pasando.

Sí. Ya llevamos mucho tiempo juntos…
Cuando María nos visitó en Indonesia nos dejó una lista exhaustiva de todos los lugares que ella visitaba cuando volvía a Roma, donde vivió casi 18 años, para disfrutar de la comida italiana. No podíamos ser menos, así que ni bien llegamos a Italia le indicamos a David todos los lugares a los que queríamos ir y lo que queríamos comer.

Cerveza artesanal y pizza de berenjena…

David y su carbonara… Mamma mia!

Café Marziali…
Visitamos Roma con la tranquilidad de saber que ya conocíamos los principales monumentos, así que nos dedicamos a perdernos por sus calles, volver a los sitios que más nos gustaban y descubrir pequeños secretos que la ciudad mantiene escondidos.

¿Turismo en Roma? No es fácil, no…

‘Estamos en contra de la guerra y del menú turístico’
Nos acercamos al palacete de los Caballeros de la Orden de Malta en el Aventino, cerca del Jardín de los Naranjos, para observar la cúpula de San Pedro perfectamente enmarcada por una cerradura, ‘il buco di Roma’. Escapamos del tumulto de turistas que rodean Piazza Spagna por la tranquila Via Margutta, llena de galerías de arte y cuyos muros están tomados por las enredaderas que se enfilan hasta las ventanas de los segundos pisos.

‘Il buco di Roma’, la cúpula del Vaticano vista desde una cerradura

Una muy romana… Coche aparcado sobre la acera en pleno paso cebra. El cartel dice ‘Vuelvo enseguida, no me multes’. Dos horas y media después pasamos por allí y ahí seguía… Sin multa eso sí.
De la mano de Albenzio, a quien conocimos en San Diego, descubrimos ‘Il Pigneto’, un barrio popular y casi reivindicativo que en algunos momentos nos recordó al barcelonés barrio de Gràcia. Con él paseamos por los bares del Trastevere y conocimos también las animadas terrazas que abren durante el verano a orillas del Tíber.

Spritz e birre con Albenzio
Pero nos faltaba una cosa. No podíamos irnos de allí sin probar el mítico tiramisú de ‘Pompi (Il regno del tiramisu)’ y sin ver los candados de ‘Ponte Milvio’ que el libro de Federico Moccia había hecho famosos. Así que nuestra última noche en compañía de David y Francesca nos fuimos con tiramisú en mano al famoso puente para ver los candados que miles de parejas de enamorados colgaban de las farolas del puente para sellar su amor. Llegaron a ser tantos los candados colgados que el ayuntamiento tuvo que retirarlos para evitar que las farolas, ya inclinadas por el peso, acabaran cediendo y cayeran al río.

David y Gaby con un gelatto de Tony!
A orillas del Tíber, en una de nuestras ciudades favoritas, decíamos adiós a esta aventura. Faltaban escasas horas para la salida del avión que nos llevaría de vuelta a casa.

Del fin del mundo a Roma
Este cierre de verano va dedicado a David y Francesca, con quien compartimos ‘il mare, il sole y los PEP-PE-RO-NI’, por su hospitalidad y su paciencia con estos dos viajeros. ¡Os esperamos en Barcelona!
Grazie per tutto Albenzio, Barcellona ti aspetta!
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muy lindo todo,los felicito y esperamos verlos pronto,
Fantàstic! Gràcies per compartir-ho amb nosaltres. Benvinguts.
Ayyy! Que queréis que os diga? A mí, alma de tango, me da por la nostalgia y «se me pianta un lagrimón». Sea como sea, aventureros: benvinguts a casa!
«Tornen subito»
MM
Grande e bella!
Gracias por todos estos post… ¿qué tal uno más con esa lista de los «must» de Roma? ;-) Sería muy útil tenerla pues a esa ciudad siempre se quiere volver…
Lo dicho: gracias por compartir vuestra aventura y hacernos viajar, alegrando las jornadas de trabajo.
Ánimo para la rentrée y, como diríamos por aquí: Un bico e ¡benvidos!
Roma, città eterna. Bellas calles y mejor comida.
Es un post poco recomendable con el estómago vacío.
Fotos muy buenas.
Un gran cierre para este gran viaje, sí señor!
a mí también se me salta la lagrimilla, la verdad…..me imagino que a vosotros también, por la nostalgia. qué buena foto la última….me parece la mejor para terminar este post.
Besitos
Eh, no, ahora en serio… ¿seguiréis escribiendo, verdad?
j.