12 millones de vacas, 4 por cada uruguayo. El interior de Uruguay no puede entenderse sin las miles de reses que pacen en sus inmensas praderas verdes, interrumpidas brevemente por lagos y pinares en un paisaje que recuerda a algunas de las llanuras de la meseta ibérica, aunque aquí no hay meseta. La montaña más alta del Uruguay no pasa de 514 metros de altitud.
En el interior, las vacas conviven con los gauchos, los jinetes a caballo que aquí siguen vistiendo sus botas, bombachas, camisas, chalecos y sombreros como antaño. Cumplen así con la imagen que uno tiene idealizada pero sin que venga dada para complacer al turista como puede ocurrir en otros lugares.
Los pequeños pueblos del interior son lugares detenidos en el tiempo en los que todo el mundo se saluda, se encuentre con quien se encuentre. Y no sólo cuando se cruzan en la calle, sino que se saludan también desde los coches, las casas, los bares… Como sigue pasando en algunos pequeños pueblos de España, aunque uno esté de visita y sea un auténtico desconocido para todo el pueblo, no puede cansarse de repartir ‘holas’, ‘buenos días’ y ‘qué tales’ por doquier. No deja de ser extraña la sensación de llegar a un lugar nuevo y que todo el mundo nos salude como si allí fuésemos conocidos.
El conductor del autobús de línea no daba abasto. Entre conducir y sostener el mate parecía imposible que pudiera saludar absolutamente a todo el que se cruzara por su camino o caminara por las calles o las cunetas, levantando la mano enviando saludos a derecha e izquierda como si fuese su Santidad en el papamóvil de paseo por Roma. Si oscurece, no hay problema, las luces o la bocina sustituyen efectivamente al convencional saludo.
Y más allá del saludo, la extrema amabilidad de sus gentes se expresa en cualquier situación cotidiana. Por lo que hemos conocido el uruguayo es muy cortés, educado y relajado. Algunos pueblos del interior parecen funcionar a un ritmo que no está marcado por las agujas del reloj sino por el reparto del lechero, la salida del autobús o la caída del sol. No hay prisas.
Uno de esos pueblos es San Gregorio de Polanco, ubicado en una península rodeada por un idílico lago que es conocida en Uruguay por ser el primer museo al aire libre de Sudamérica.
En muchas de las paredes del pueblo que parecían condenadas a permanecer grises por el resto de sus días hoy hay obras de los más diversos artistas, decorando así la mayor parte de calles del centro del pueblo.
En un principio, la iniciativa hizo que el pueblo ganara cierta fama y que el turismo que recibía exclusivamente en verano ahora pueda extenderse durante más tiempo o, al menos, poder ofrecer una alternativa cultural al turismo de playa en el lago.
Muchos de los artistas que pintaron las primeras paredes de San Gregorio saltaron a la fama y, si bien el pueblo, al inicio, buscaba artistas que quisieran venir a pintar, ahora pueden escogerlos, ya que son muchos los que allí quieren plasmar sus obras, pues es una gran oportunidad para darse a conocer.
Cerca de esas tierras, en Tacuarembó, Carlos Gardel es el protagonista. Uruguayos, argentinos y franceses se disputan, aún hoy en día, su nacionalidad. Aquí se tienen evidencias documentales tales como el pasaporte argentino que se halló tras la muerte del artista en Colombia, en el que constaba que nació en el pueblo de Tacuarembó, así como diversas entrevistas en las que él nombraba esta ciudad como su lugar de nacimiento. Una vez más, no nos vamos a posicionar sobre esta disputa y dejaremos que cada uno siga defendiendo su propia creencia.
En nuestro camino hacia la Costa Atlántica, el paisaje empieza a cambiar y las llanuras, sin perder las vacas, empiezan a poblarse de palmeras y pantanales hasta que se alcanza el océano.
En la costa Atlántica uruguaya destacan muchos destinos de veraneo como Punta del Diablo, La Paloma, La Pedrera y Cabo Polonio. En el extremo sureste del país se halla la conocidísima Punta del Este, una especie de Marbella con altos edificios de apartamentos que es punto de encuentro veraniego de la jet set de Sudamérica.
En nuestro caso, optamos por visitar los lugares menos turísticos y explotados de la costa; Punta del Diablo y Cabo Polonio.
Punta del Diablo es un pequeño pueblo de pescadores y artesanos donde tres formaciones rocosas resisten el envite del océano formando un tridente satánico, a juzgar por el nombre del pueblo.
Su población en invierno no pasa de 650 habitantes pero en verano la cosa cambia y todas las playas de sus alrededores se llenan de visitantes y surfistas.
Por su parte, Cabo Polonio, se trata de un minúsculo puerto de pescadores ubicado en una franja formada por dunas a un lado y el océano al otro. Las casas de madera parecen haber sido construidas sin ningún rigor y las calles, casi inexistentes, se adivinan por las rodaduras de los pocos 4×4 que tienen permitida la entrada al pueblo.
Muchas de las casa del Cabo no cuentan con energía eléctrica y no hay alumbrado público, lo que le da un ambiente único.
En la punta rocosa entre las dos playas que rodean el cabo se halla un magnífico faro, construido en 1881, que produce destellos lumínicos blancos cada 12 segundos. El tema «12 segundos de oscuridad» del uruguayo Jorge Drexler se refiere a este faro, así como también varios temas del disco que lleva el mismo nombre.
En la punta rocosa sobre la que se alza el faro y en los tres islotes que tiene al frente habita una numerosa población de lobos marinos en lo que allí se conoce como la ‘Lobería’. Aunque nosotros no tuvimos el lujo de verlas, también es posible avistar ballenas desde su costa.
Hemos conocido Cabo Polonio durante los primeros días de la primavera, cuando todavía reina la tranquilidad. A medida que se alargan los días y llega el calor, empiezan a llegar visitantes que quieren empaparse del ambiente relajado y ‘hippie’ del lugar. Por lo que nos han comentado, en pleno verano la gente inunda de tal manera el lugar que se pierde, lamentablemente, su esencia.
Seguimos el camino bordeando la costa hasta el extremo más occidental, llegando a la ciudad de Colonia del Sacramento, una pequeña ciudad con un centro histórico colonial muy interesante. Desde su faro se ve la amplitud del Río de la Plata, sin que sea posible avistar la costa de nuestro siguiente destino.
¡Qué bueno lo de Jorge Drexler!
Y por cierto, yo que estaba preocupado por si pasabais hambre durante el viaje… Después de ver la foto de ‘Cola de cuadril’, más bien me preocupo por lo contrario… ¿De veras os comisteis todo eso? ¡Madre mía!
Un abrazo,
j.
y lo que siguen comiendo en Argentina Jorge!!!!!yo creo que están cogiendo fuerzas para cuando lleguen a Asia….!!!no creo que por esos lares haya mucho chuletón!!!me encantan las fotos, la de la policía y la de las bicis buenísimas!!!!es pero que ayer terminases de pasarlo genial en tu cumpleaños. Besitos a los dos!!!!!!Carol
Hola viajeros, yo también buscaba con avidez, desde lo alto del faro de Colonia el skyline de mi amada Buenos Aires, pero no aparecía. De todos modos en vuestro reportaje hoy la vista se me perdía en esos chuletones magníficos que estaban por introducir a la parrilla. Por pura envidia les diré que les subirá el colesterol.
Abrazos y besos, hasta el próximo post.
Rosa
Se me termina de ocurrir otro pequeño comentario, «12.000.000 de vacas, 4 por cada uruguayo, creo que las estadísticas nos vuelven aconfundir, porque conozco muchos uruguayos que están buscando las suyas, al menos algún hueso. Aunque Mújica se está empeñando por acercarse a las estadísticas.
Hasta la próxima
Hola a los dos!! vaya pedazo de chuletones que os comisteis!!!
oye Marcial en esa foto tienes mucho pelo!! pon una foto mas actual con tu nuevo look!!!
Hola chicos!
Nunca escribo, aunque os sigo fielmente :) Sigo alucinando con las fotos y con todo lo que veis y contáis. (Publicadlo en un libro!)
Besos a los dos
Hola chicos! Os acordáis de mí? Me muero de emoción por lo que estáis haciendo juntos! Me enteré hace muy poquito del viaje y de vosotros y empecé a mirar el blog… ALUCINO EN MAYUSCULAS desde aquí y me quito el sombrero! Siempre hacie el oeste y siempre hacia adelante! El viaje es la envidia de cualquiera, las fotos están preciosas todas, os veo geniales (confieso que no me sorprende veros juntos aunque me acabo de enterar…) y, por la parte que me toca, me alegro de que hayan (ya los puedo tratar de»ustedes» a estas alturas, no?) tocado un poquito de Argentina en Iguazú y de que vayan en busca de más. Hace (miles de?) años estuve en las Cataratas y también en Cabo Polonio (y subí al faro!), y en Colonia… y ahora me acuerdo de esos lugares y de ustedes con mucho cariño. Desde ahora seré fiel seguidora de sus aventuras y les deseo lo mejor para cada día que tienen por delante. Un gran abrazo!
Jorge, por estos lares hambre por ahora poca. Más bien lo contrario. Nos comimos eso y los trocitos de pizza que se ven abajo… jejeje!
Gracias Carol, me trataron muy bien en mi cumple. Ya colgaré alguna foto!
Rosa, gracias por comentar. El reparto de las vacas es matemática pura, una división. Hay algunos que tienen cientos o miles de ellas así que, lamentablemente, otros no tienen ninguna.
Montse, la foto que pides cae en el próximo post!
Hola Laura, esperamos que sigas comentando… Un abrazo!
Vicky!!! Cuánto tiempo? claro que nos acordamos de ti! aunque ya llovió desde los tiempos de B&M… Qué gracia que no supieras que estábamos juntos, jeje! Gracias por todos los cumplidos. Nos alegra mucho que nos sigas, ya hemos visto que te has suscrito! En las próximas entregas verás también cosas que te sonarán bastante. Esperamos tus comments…
Muchos besos y abrazos para todos.
Que retraso llevaba! eso, eso tato ¿dónde está tu cumpe documentado?Besos!!!! Me encantó oiros ayer por el phone. I miss you!!!!
¡Hola! ¿Podría saber cuáles son esos pueblos de los que hablabas al principio? Nosotros estamos en Tacuarembó y por aquí no hemos visto ningún gaucho…
¡Muchas gracias!
Hola Sara!
Nosotros hicimos una ruta por el interior pasando por Tacuarembó, San Gregorio de Polanco, Melo, Treinta y tres y hasta la costa, Chui.
Disfrutad de Uruguay!