Día 24 – La ciudad (no tan) perdida de los Incas

En julio de 1911 el profesor americano Hiram Bingham, interesado por la cultura inca y sus caminos, llega al sitio de Mandorpampa, donde conoce al campesino Melchor Arteaga que le indica, contra el pago de 1 sol, que en una cima existen ruinas de una ciudad antigua. Tras una penosa caminata cerro arriba encuentra a dos familias campesinas – los Álvarez y los Richarte- que cultivaban en algunas de las antiguas terrazas incas a las que llegaba agua de un manantial por medio de un antiguo sistema de canalización hecho de piedra. Un niño de esas familias se ofrece a guiarle y le conduce hasta los restos arqueológicos de la “Montaña Vieja” (Machu Picchu). Era el 24 de julio de 1911.

Hiram Bingham descubre escondida entre una frondosa vegetación los restos de una antigua ciudad inca a la que llamó “La Ciudad Perdida de los Incas”. Un año después, regresa con una nueva expedición auspiciada por la Universidad de Yale y la National Geographic Society, para llevar a cabo labores de deforestación, topografía e investigación arqueológica.

Durante los trabajos arqueológicos el profesor norteamericano se llevó millares de piezas arqueológicas a la Universidad de Yale, alegando que sus recursos eran más avanzados para el estudio de las piezas y con la promesa de devolverlas en uno o dos años tras su análisis.

 

“La ciudad perdida” que Bingham quiso haber descubierto no estuvo, ni mucho menos, tan olvidada como él hubiese querido. Tras profundizar un poco en la historia, descubrimos que Machu Picchu nunca fue una ciudad perdida y que su existencia era ampliamente conocida.

Así, tras la conquista española, el sitio perdió importancia al dejar de estar entre las rutas utilizadas por los colonizadores, pero no cayó en el olvido. Hay constancia de que durante los S. XVII y XVIII se cobraban tributos en Cusco por la explotación agrícola de esa zona.

Existen documentos que probarían que en 1867 un empresario alemán fundó la “Compañía Explotadora de las Huacas del Inca” que habría extraído de Machu Picchu reliquias y restos arqueológicos que, posteriormente, vendió a coleccionistas europeos y americanos.

En 1874 el propio Gobierno Peruano encargó al cartógrafo alemán German Göhring que registrara la ubicación del sitio.

Otra muestra más de que el lugar no estaba precisamente perdido son las inscripciones que Agustín Lizárraga y otros 3 cusqueños dejaron en una de las piedras del hoy conocido como “Templo de las 3 ventanas” con la fecha de 14 de julio de 1902.

Templo de las tres ventanas

Por todo ello, a Bingham, se le debería atribuir sólo el descubrimiento científico o arqueológico de la ciudadela.

Hoy en día Machu Picchu es el reclamo turístico número uno del Perú y, quizás, el más importante conjunto arqueológico de toda Sudamérica.

Su ubicación entre dos imponentes montañas, el Machu Picchu y el Wayna Picchu, es simplemente espectacular.

Como ya hemos ido comentando, al no conocerse ningún escrito de la cultura Inca, es difícil saber por qué se construían esas ciudades tan aisladas y cuáles eran sus funciones principales. Sólo existen especulaciones y teorías basadas en pistas que los arqueólogos continúan estudiando a día de hoy.

No recomendamos una visita guiada a las ruinas. En su lugar, es mejor sentarse en cada punto de importancia y esperar al siguiente grupo de turistas. Cuando uno escucha a los diferentes guías turísticos, son varias las versiones que se explican de una misma cosa. Así, dependiendo del guía, una piedra tallada pudo ser desde un altar donde se hacían sacrificios al dios Viracocha hasta una herramienta para el estudio de las estaciones y la astronomía. Son pocos los puntos donde exista cierto consenso. Llegamos incluso a oír relatos sobre acontecimientos inverosímiles, como que un monumento de Machu Picchu se mandó destruir para que la Reina Sofía pudiera aterrizar en la ciudadela en helicóptero.

Así pues, una vez más, uno deja el lugar con más preguntas que respuestas, pero siempre maravillado por la magnitud de la construcción y por los avances de la cultura inca, todavía tan desconocida.

Templo del Sol. En cada solsticio de verano la luz que entra por la ventana al amanecer dibuja un cuadrado perfecto sobre el altar del templo

En posts anteriores os contábamos el esfuerzo que nos costó llegar a las ruinas de Choquequirao. En el caso de Machu Picchu también se requiere un gran esfuerzo, pero en este caso, el esfuerzo no es físico sino económico. La parte negativa de la visita a Machu Picchu es que todo lo que la rodea se ha convertido en una máquina de hacer dinero.

Desde el pueblo de Aguas Calientes muchos de los precios cambian a dólares (entrada, tren, autobús, comidas, alojamiento…), en cualquier lugar te pueden cobrar tasas no vistas antes, los precios de cualquier servicio se disparan. No hay tregua para la cartera. Un no parar.

Por otro lado, la ciudadela puede llegar a recibir unas 4.000 visitas diarias frente a las entre 10 y 50 que visitan Choquequirao. Llega un momento en que uno tiene que marcharse de los lugares agobiado por las hordas de turistas, grupos y viajes organizados que entran en tropel a las ruinas.

Por lo que oímos, se está estudiando la posibilidad de encarecer (aún más) el precio de la entrada y limitar las visitas con el objetivo de procurar un mejor mantenimiento de la ciudadela. Todo son comentarios, no sabemos qué es lo que habrá de cierto en ellos, pero con menos gente estamos seguros que la visita se disfrutaría mucho más.

¡Ah, por cierto! Bingham se llevó 46.332 piezas arqueológicas de sus visitas a Machu Picchu. Sólo una pequeña parte de ellas está expuesta en el Museo Peabody de la Universidad de Yale en Connecticut, el resto descansan envueltas en papel de periódico en sus sótanos. Perú y su Instituto Nacional de Cultura reclaman desde hace años la devolución de las piezas. En 2007 las partes firmaron un acuerdo para la devolución de los restos a finales de 2009. Hoy, casi 100 años después, los restos aún permanecen en Yale.

y... ¡eso es todo amigos!

10 Respuestas a “Día 24 – La ciudad (no tan) perdida de los Incas

  1. Uee!! Soy el primero!!!
    Bueno, está claro que todo lo superexplotado acaba resultando menos atractivo, ya que las masas de turistas afean cualquier lugar, pero era visita obligada y ya la habéis hecho.
    What’s next? Hay mapa de vuestra ruta?

    Un abrazo a los 2 y a seguir disfrutando!

  2. Hola! Dile a la de la naricilla roja que nos dedique unos palabros! El mundo está lleno de listos, los yankees, los guías, je je. Al igual que en Numancia, se deberían subir los precios para estar en sitios tan especiales! Muchos besos

  3. Guau!! Veo que el nivel de las fotos sigue siendo espectacular. En Machu Picchu es una gozada hacer fotos.
    Nosotros estuvimos allí también, con un guía que nos reconocía que se explican muchas ‘tonterías’.
    Un abrazo,
    j.

  4. Machu Picchu es espectacular, nosotros tuvimos un guía muy interesante que decía todo lo contrario que la Lonely Planet!
    muaks

  5. Hola primo, Hola Gabi,

    bueno lo que estoy aprendiendo de historia con vuestro blog :-)

    Solo queria mandaros un beso y deciros que sigais escribiendo que yo estoy siguiendo con mucha ilusion vuestros pasos.

    Baci,

  6. Vero, no te enteras!!la niña de la naricilla roja también participa en los relatos!!!!!
    Pareja, ya por tierras Bolivianas?hoy me compro la webcam…a ver si os encuentro por ahí…..Carol

  7. Hola guapísima!

    Que fotos y que envidia. Disfruta mucho de ese maravilloso viaje, sin duda el viaje de tu vida.
    Estoy deseando que lleguéis a New Zeland y Australia… podríais hacernos un pequeño adelanto de vuestros próximos destinos.

    Besos a los dos y a divertirse sea dicho!

  8. Carlos, el mapa lo ves en itinerario… pero eso es lo que hemos hecho. Lo que haremos no lo tenemos muy claro, jeje!

    Vero, como dice carol, la de la naricilla tambien escribe!!! (incluso hay alguna foto suya ya en el blog…)

    Jorge, Bea, gracias por los comments. A veces la lonely es una buena guía para saber lo que no hay que hacer.

    Cugina! qué ilusión tu comentario… no sabíamos si nos leías. Un bacione!

    Lorena, muchas gracias! ya ves que ni nosotros tenemos claro qué viene luego… Pero para NZ y Australia habrá que esperar!

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