Izamal se conoce como la “Ciudad de las tres culturas” ya que, en ella, se mezcla un pasado de vestigios mayas, la construcción colonial española y el México contemporáneo. Nada que objetar salvo que a Izamal le llamaríamos pueblo más que ciudad.
Un pueblo encantador que fue de los primeros en entrar en la lista de “Pueblos mágicos de México”, un controvertido programa de la Secretaría de Turismo mexicana.
Pero el enigma de Izamal se encuentra en el color de sus construcciones. Todo el pueblo está pintado de amarillo combinado con toques blancos. Os aseguramos que hemos buscado a fondo y todavía no sabemos bien el por qué.
De hecho, hay varias teorías que explican los mismos habitantes del pueblo: por un lado, hay quien dice que el amarillo es un color que junto con la cal ayuda a mantener alejados a los mosquitos. Otros, en cambio, afirman que el amarillo es un color sagrado para los mayas, relacionado con el maíz o con el sur. Otra teoría asegura que hasta 1.992 Izamal era un pueblo polícromo. Ese año el pueblo debía a recibir la visita del Papa Juan Pablo II y, para honrarle, se empezaron a pintar las casas de amarillo y blanco; los colores vaticanos. Por culpa de una enfermedad, la visita se pospuso hasta el año siguiente. El Papa ofició finalmente una misa en el gran atrio frente a la Iglesia de la Purísima Concepción y el antiguo Convento de San Antonio de Pádua.
Como podéis imaginar aquella visita fue un acontecimiento histórico para un pueblo tan pequeño. Pero, ¿cómo puede ser que nadie rebata claramente esta última teoría si aquello pasó en 1.993? ¿Nadie recuerda si las casas ya estaban pintadas de amarillo antes de la visita del Papa?
Hemos buscado información y fotos antiguas por internet, buceado por varios blogs e, incluso, visitado la web del archivo histórico pero éste no está digitalizado así que tampoco por ahí hemos podido salir de dudas.
Es cierto que en nuestro recorrido por la península hemos visto otros edificios pintados de amarillo, sobre todo iglesias… Pero no un pueblo entero como Izamal. Así que cada cual puede dar por buena la teoría que más le convenza y, por supuesto, ¡si alguien puede arrojar algo de luz sobre el amarillo de Izamal, somos todo oídos!
¡Hasta la próxima!
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