Día 280 – Caminando sobre la selva milenaria

Los primeros pasos fueron de duda. A tientas, primero un pie, después el otro, avanzábamos poco a poco, sin mirar hacia abajo. ‘Como mínimo, siempre a cinco metros de la persona que tienes delante’, nos habían advertido. La pasarela colgante se balanceaba de un lado a otro, mientras las gruesas sogas y alambres que mantenían la estructura en el aire crujían a nuestro paso.

Caminábamos a 45 metros sobre el suelo, a la altura de la copa de los árboles milenarios de la jungla de Taman Negara. Al poco tiempo ya nos movíamos como auténticos  Ewoks entre los árboles, avanzando entre pasarelas que tenían como punto de unión pequeñas estructuras construidas sobre las gruesas ramas de los árboles más altos, divisando la inmensidad de aquella jungla, sólo interrumpida por el paso del río de aguas marrones que discurría a nuestros pies.

Según dicen, la jungla sobre la que caminábamos tiene más de 130 millones de años, es la más antigua del mundo. Durante todo ese tiempo, los periodos de glaciación no le afectaron lo suficiente como para destruirla y nunca sufrió los estragos de la actividad volcánica.

De vuelta a la tierra firme, recorrimos los caminos de la jungla que en ocasiones parecían desaparecer bajo la abundante vegetación y el entramado de raíces y lianas tras las que se escondían algunos tímidos animales, cuya presencia advertíamos por el crujir de las hojas secas a un lado del camino.

A pesar de la extensa fauna del parque, entre la que se cuentan unos 600 elefantes asiáticos, 110 tigres, rinocerontes, leopardos, tapires y ciervos, entre otras especies, es muy difícil avistar animales desde el camino, ya que los escasos 3 metros que se pueden ver a un lado y a otro son un porcentaje ínfimo en relación con los 4.343 km2 del parque. Además, los torpes pasos de los que caminan, las conversaciones de los turistas y el baño de antimosquitos que llevamos los visitantes, hacen más difícil que los animales se aproximen al borde del camino.

A pesar de ello, aún pudimos ver algún lagarto escondiéndose entre la vegetación y, cerca de nuestras cabañas, monos grises y cerdos salvajes.

Tras dos días sin lluvia nos creíamos a salvo de las fastidiosas sanguijuelas que, según todas las guías y viajeros que habíamos conocido por la zona, sacaban de quicio a cualquiera, infiltrándose en los zapatos atravesando calcetines, independientemente de su grosor, aferrándose a la piel con tal fuerza que es casi imposible arrancarlas. ‘Utiliza un mechero’, nos dijeron.

Pero lo bueno dura poco y tras un chaparrón tropical salieron todas las sanguijuelas ávidas por chupar la sangre de cualquier caminante. De nada valían ya los repelentes, calcetines, botas o cualquier otro remedio de creencia popular como tabaco o pasta de dientes. Allí esperaban las sanguijuelas. Aligeramos el paso bajo el chaparrón que nos dejó empapados, examinando cada palmo de aquel camino sin que viéramos ninguno de esos gusanos. De nada valió, cerca de nuestras cabañas una gran mancha de sangre en el calcetín señalaba la ubicación exacta de aquel maldito gusano que ya había engordado unas cinco veces su tamaño original, repleto de sangre.

Aunque nos quedamos sin ver los elefantes, tigres y rinocerontes de Taman Negara, como siempre, adentrarse en una jungla es una experiencia interesante para quien tenga los ojos bien abiertos y para el que disfrute parando unos minutos para sumergirse en los sonidos inconfundibles de la jungla.

8 Respuestas a “Día 280 – Caminando sobre la selva milenaria

  1. Hola:
    ¡¡Qué hojas tan grandes, si te acuestas en una podróas parecer Pulgarcita.
    Veo que a pesar de las sanguijuelas, sos muy valiente y te ponés las ojotas mágicas.
    Muchos besos
    Rosa

  2. ¡¡Ostras!! He tardado un buen rato (aquí son las 8h. de la mañana) en darme cuenta del tamaño de las hojas de la última foto… ¡Qué barbaridad!
    Un abrazo,
    j.

  3. Pero Marcial, tu ya tenías experiencia con las sanguijuelas, concretamente con las universitarias!

    Cuidado no pises a Pulgarcita Gaby.

    Un abrazo desde la cada vez más soleada Barcelona.

  4. Unos días en la selva son una experiencia alucinante… sobre todo para nosotros, animales de ciudad. Espero que pese a los chaparrones, insectos y sanguijuelas lo disfrutárais!!!
    abrazo!

  5. Gaby, viendo estas fotos me ha recordado a nuestros saltos por los árboles antes de irte…aunque el paisaje no tiene nada que ver!!!

    Enjoy!!!!!!!! Un abrazo a los dos!

  6. Gaby…te veo totalmente en tu hábitat!!!!!! jajajajajaj. Me han encantado los monos, qué fotos tan reales!!!!!

    Más besos!!!!

  7. ¡Qué asquito lo de las sanguijuelas!
    Cuando vi la última foto pensé lo mismo que Mm sobre las ojotas ;-)

    Besos y ¡hasta muy prontito!

    Laia

  8. jaja! es inevitable mirar los pies en la foto, despues de tanta recomendación y descripcion!!!! como te habran quedado los pies primita!!!!! Besos, besos y mas besos!!!

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