Día 164 – Dando el salto

El ruido de las hélices invadía la minúscula cabina de la avioneta mientras la puerta levadiza lateral traqueteaba incesantemente contra los raíles del fuselaje que la sostenían. La aguja del altímetro de Dacey se acercaba a los doce mil pies. Había llegado el momento.

Se levantó la puerta y nos deslizamos hacia ella tragando saliva por última vez. La adrenalina nos mantenía atentos, nerviosos y, por momentos, alejados del miedo. Sentados al borde del avión la posición correcta requería mirar hacia arriba, hacia las nubes que sobrevolaban el Lago Taupo cuya visión aportaba una extraña y efímera sensación de calma. Sin previo aviso nos empujaron al vacío.

 

Fueron cinco segundos de sensaciones desconocidas. El vértigo alcanzaba una nueva dimensión ante la brutal aceleración de la caída combinada con la vista de la gran porción de tierra que teníamos debajo. La adrenalina corría sin freno por nuestras venas, mientras el ruido del viento, cayendo a 200 kms. por hora, lo llenaba todo. Fueron cinco segundos al máximo hasta que nos dimos cuenta de que sí, de que estábamos ahí, cayendo al vacío, y empezamos a disfrutar… Cinco segundos de nuevas sensaciones que recordaremos toda la vida.

En pleno estado de euforia disfrutábamos de la caída junto a nuestro ‘divemaster’ mientras el fotógrafo se movía a nuestro alrededor con toda naturalidad, colocándose debajo nuestro, dándonos la mano… como si nada. Sentíamos el viento feroz en nuestras ropas, en nuestra cara, sentíamos la velocidad como nunca antes la habíamos sentido.

Y de repente, cuando uno más disfruta… se abre el paracaídas y un repentino tirón te frena con tal fuerza que parece que te empuje hacia arriba. El brutal ruido que nos rodeaba se detuvo repentinamente y la caída pareció detenerse. Suspendidos en el aire respiramos, y una apacible sensación de calma y de paz lo inundó todo. Donde había ruido ahora sólo nos rodeaba silencio. La euforia se tornó tranquilidad. Nos quitamos las gafas protectoras y seguimos flotando en el aire sobre el inmenso Lago Taupo, veíamos los dorados campos iluminados por las luces del atardecer y, a lo lejos, los picos nevados de los Alpes del Norte. No se podía pedir más.

Mikey, el ‘divemaster’ de Marcial, le dio los mandos del paracaídas durante unos minutos en los que aprendió –nunca se sabe– a manejarlo. Mientras, Dacey, el acompañante de Gaby, aceleró la caída inclinando el paracaídas hasta su límite cayendo rápidamente, dando vueltas en una alocada espiral…

Así fue como Gaby llegó en primer lugar a tierra, todavía sin poder creerse todas las sensaciones que acababa de experimentar en tan poco tiempo. Marcial llegó unos minutos después intentando procesar todo lo que acababa de pasar. En realidad, no fue hasta que pasaron unas horas, habiendo cenado ya, cuando los dos empezamos a explicar de forma imparable todo lo que había pasado por nuestra cabeza, todo lo que habíamos sentido…

Fue una tarde memorable que algún día repetiremos en algún otro lugar aunque ya nos advirtieron de que nunca es tan intenso como la primera vez.

Para los curiosos que preguntaban, ese fue el primer regalo de cumpleaños que Gaby recibió. Gracias Marcial.

 

¡Ah!, por cierto…. Este post va dedicado ‘al Petit’…!

 

¡Toma cagueta!

14 Respuestas a “Día 164 – Dando el salto

  1. BRUTAAAAAAAAL!!!!!!!!!¡¡¡¡¡¡¡¡

    Me encanta, titissss qué fuerte, qué divertido, y que fotos más increíbles en las que se ve, aunque sea sólo un poquito y no podamos hacernos a la idea de lo que sentisteis, lo bien que lo debisteis pasar!!!!!¡¡¡

    Gran regalo!!!!¡¡¡

    Besotesss

  2. Keeeee fueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerteeee…..!!! …pero a éste paso no dejáreis nada en el tintero…..cuántas sensaciones juntas…….gran regalo Marcial!!!! un petonet!!!

  3. IM-PRE-SIO-NAN-TE!!!!!
    Que cojones!!!!!
    Felicitaciones, fotos maravillosas como siempre….
    juro que se me puso la piel de gallina!!!!
    Miles de Besossssss

  4. Esa es mi niña!!! Gaby a la vuelta repites conmigo? jajaja!
    Un besazo a los dos y Feliz año!!!!! Seguid disfrutando como lo estáis haciendo. Que envidia!

  5. Hola nens! Qué BUENOOOO! Yo os cuento que también di el salto hace poco, en septiembre de este año, también de regalo para mi cumple y me encantó! Coincido con vuestra descripción y añado que para mí, en realidad, la mezcla de sensaciones es casi indescriptible, es todo tan diferente y tan nuevo para el cuerpo y la mente que cuesta mucho de entender y poder soltarse a disfrutar… por eso yo quiero repetir, para poder disfrutar todos los segundos que dura el salto y sobre todo la ciada libre! Claro que mi paisaje fue un pelín diferente.. Pero Cadaqués también tiene su glamour, no??? MUY FELIZ AÑO!!!

  6. Efectivamente Gaby, tenías razón. No había ningún comentario mío. Yo lo estaba escribiendo con la abuela, pero se ve que me interrumpieron y el pensar en hacerlo o medio hacerlo, me pareció que ya estaba.

    Es maravilloso ver vuestras caras y las imágenes que muestran. Verdaderos valientes.

    Es una sorpresa, pero nunca había puesto en duda vuestra valentía. Los dos estais en buenas manos.

    Ahora si: MM

    PD: La abuela Loly estaba muy asombrada y maravillada.
    Felicitaciones y besos de su parte.

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