Día 258 – El techo de Borneo
A las dos de la mañana sonó el despertador. Nuestros músculos aún atenazados por el esfuerzo del día anterior debían ponerse en marcha aunque no quisieran saber nada de madrugones, […]
A las dos de la mañana sonó el despertador. Nuestros músculos aún atenazados por el esfuerzo del día anterior debían ponerse en marcha aunque no quisieran saber nada de madrugones, […]