Día 283 – Angkor, vida y muerte de un imperio

El tuc-tuc avanzaba en la oscuridad por la solitaria carretera mientras las primeras luces del día empezaban a iluminar el cielo nublado al Este. Nos detuvimos a los pies del Templo de Bayón que, a la distancia, aparecía como un conjunto de piedras sin apenas orden arquitectónico. Nos adentramos tras sus muros y, al subir a su primera terraza, los primeros rayos de sol que se colaban entre las nubes revelaron unas enigmáticas caras sonrientes talladas en las torres del templo que nos observaban desde todos los ángulos. De frente o de perfil, siempre aparecía uno de esos misteriosos rostros, sin que hubiese forma de escapar de las pétreas miradas que escrutaban nuestros torpes pasos por las oscuras entrañas del templo.

Las 216 caras del Templo de Bayón eran una efectiva muestra del poder del rey Jayavarman VII para sus vasallos. Aquel rey había elegido dedicar el templo a Avalokiteshvara, una figura del hinduismo que, según se dice, tenía en la iconografía hinduista un enorme parecido físico con el rey. Así, le dedico el templo a un dios pero como se me parece engrandezco mi figura y me gano el respeto de los súbditos.

Aquel maravilloso templo era sólo una pequeña muestra del legado del Imperio Khmer (Jemer) que extendió su poder desde comienzos del S.IX hasta el S.XV. En su apogeo aquel imperio controlaba una amplia región del Sudeste de Asia, desde Birmania hasta Vietnam. Su capital, Angkor, fue el hogar de casi un millón de personas y fue el complejo urbano más grande del mundo preindustrial. Más grande que la Roma del imperio o la Atenas de la Grecia clásica, más grande que las ciudades de los faraones de Egipto y mayor que cualquier ciudad construida jamás por incas o mayas… ¿Y esto dónde salía en nuestros libros de historia?

El secreto de cómo los Khmer alcanzaron unas dimensiones tan extraordinarias está en los embalses (‘baray’) que rodean muchos de los templos de la zona. Esas piscinas, represas y rebosaderos tenían un significado religioso, simbolizaban el mar primigenio del cosmos hindú. Pero el esfuerzo que se debió requerir hace 1.000 años para construir tantas represas (algunas de más de 8 kilómetros de largo por más de 2 de ancho) no fue sólo para complacer a los dioses. Todas esas aguas almacenadas servirían, también, para irrigar los arrozales de toda la región.

Así, la clave de cómo los Khmer consiguieron tanto poder y lograron imponerse con facilidad a las civilizaciones que les rodeaban fue la obra de ingeniería para almacenar y canalizar el agua en esas enormes piscinas que permitieron tener cosechas estables independientemente de la estacionalidad típica de la zona. Así, Angkor y sus gobernantes prosperaron gracias a las aguas que represaban durante los monzones y que les permitieron continuar con las cosechas de arroz durante la estación seca. Una monumental obra de ingeniería hidráulica con centenares de canales que desviaban los cursos naturales de agua, almacenándola en la época de lluvias y distribuyéndola por los campos durante la época seca mediante modernos canales de irrigación que aprovechaban los desniveles naturales del terreno.

Podría decirse que los Khmer fueron la primera civilización que logró controlar uno de los elementos naturales con una obra de dimensiones nunca antes vista. Mientras el sistema se mantuvo lo lograron, pero aquella extraordinaria obra de ingeniería no iba a durar eternamente.

Mientras continuábamos sumergiéndonos en la historia de aquel imperio desconocido para nosotros visitamos más y más templos, Baphuon, Phnom Bakheng, Phimeanakas… supuestamente lo más destacado entre los cientos de templos que rodean la ciudad de Siem Reap aunque quedaran en el tintero alejados templos donde seguro nos hubiésemos encontrado con más de una sorpresa.

Llegamos a Ta Prohm, un templo budista dedicado a la madre de Jayavarman VII en el que la vegetación le ganó definitivamente la partida al hombre y fue engullido literalmente por la naturaleza. Ta Prohm es, probablemente, el mejor ejemplo de cómo se debieron encontrar los templos los exploradores europeos cuando llegaron a aquella región a orillas del lago Tonle Sap.

Las raíces de los árboles se cuelan por cualquier hueco entre los muros, tronchándolos, tirándolos abajo o desplazándolos. En algunos casos el efecto es irreversible, si se arrancara el árbol que abraza los muros éstos se caerían. El trabajo de rehabilitación es constante para evitar que la selva gane más terreno al templo.

Era fácil perderse por los patios cerrados y estrechos pasillos de Ta Prohm en los que, por sorpresa, aparecían en algún recoveco estatuas de Buda bajo las que ardían barras de incienso que impregnaban con su olor los húmedos corredores del templo. Los bajorrelieves que cubrían las paredes estaban tomados por líquenes, musgos y pequeñas plantas arraigadas entre sus huecos.

Y aún quedaba, supuestamente, lo mejor: Angkor Wat, que no sólo es el templo más grande del conjunto sino el mayor monumento religioso del mundo. Angkor Wat fue construido por el rey Suryavarman II en el S.XII pero no sólo como templo sino como monumento funerario, aunque él nunca pudo ser enterrado allí. El templo está dedicado a ‘Vishnu’ el dios de la muerte y está orientado hacia el oeste, hacia el ocaso del día como una metáfora de la expiración. Se necesitaron 300.000 trabajadores y 6.000 elefantes para construirlo y aún así no está completado del todo.

El no estar acabado parece ser unos de esos requisitos que todo monumento debe tener para ganar fama mundial, Angkor, además tiene otros detalles de gran monumento clásico, como la cantidad de gente que trabajó en su construcción o el hecho de que los bloques de piedra se trajeran desde un cantera alejada unos 50 kilómetros.

Uno de los rasgos más particulares Angkor Wat son las tres mil Apsaras, ninfas bailarinas celestiales que servían de mensajeras entre humanos y dioses, talladas en bajorrelieves con hasta treinta y siete peinados diferentes.

Angkor Wat es una muestra sorprendente de la espiritualidad y de la profunda devoción del hombre a los dioses, a la fe, al respeto –y al miedo– al más allá. Hoy sigue siendo el templo mejor conservado de Angkor ya que nunca se abandonó del todo, incluso después de la caída del vasto imperio Khmer.

Sí, aquel imperio, como todo imperio que se precie, debía ver su fin en algún momento como lo habían visto tantas otras grandes civilizaciones de la historia. Las causas de la desaparición del imperio Khmer siguen siendo, a día de hoy, muy confusas.

Al parecer, la llegada del budismo therevada, que proclama la igualdad social, pudo haber debilitado a la élite social de Angkor. A esos cambios religiosos pudieron unirse también el auge de otras civilizaciones cercanas a las fronteras del imperio y un movimiento del comercio hacia zonas costeras.

A pesar de esas causas, durante los últimos años, varios científicos creen que el golpe de gracia al imperio fue asestado por la propia naturaleza. Estudiando los círculos de crecimiento de los árboles de la selva de Angkor, comprobaron que durante las últimas décadas del imperio se sucedieron sequías muy largas interrumpidas por temporales monzónicos de lluvia muy breves pero extremadamente fuertes que fueron debilitando una infraestructura hidráulica antigua, tan colosal que su mantenimiento fue imposible.

Así, los vientos de cambio políticos y religiosos se sumaron al caos climático que se vivió en aquellas últimas décadas que acabaron con el sistema de embalses, piscinas y canalizaciones. Una vez los Khmer perdieron su control sobre el agua su civilización entró en un lento declive.

Y, como si de un cuento se tratara, podría decirse que el fin de Angkor y del Imperio Khmer tiene una  moraleja, una enseñanza, quizás, sobre las limitaciones del ingenio humano y el afán de querer controlar lo incontrolable. La lección de que las fuerzas de la naturaleza son más fuertes que el más poderoso de los imperios.

Para Marcial y Mari Carmen, que nos acompañaron en nuestro viaje por la Malasia peninsular y por los templos de Angkor.


13 Respuestas a “Día 283 – Angkor, vida y muerte de un imperio

  1. Me han impresionado mucho todas las fotos… La verdad es que se ve precioso, y con un halo de misterio casi mágico… os echamos de menos :)

    Besotes,

  2. Chicos, sus historias y fotografías parecen de películas, de cuentos, irreales.
    Maravillosas, por supuesto, como siempre.
    Un placer seguir acompañándolos en este viaje.
    Un fuerte abraso
    Mumi

  3. Ya sabéis que para nosotros han sido unos días inolvidables. Sin vosotros no hubiera sido lo mismo…Muchísimas gracias y ¡ feliz viaje !

  4. Un saludo a Marcial SR y Mari Carmen, me alegro de conocerlos.
    Que imparable el poder de la naturaleza. Recuerdo otra situación parecida, que vimos juntas en las ruinas de San Ignacior.
    Estos templos son realmente fantásticos, por su dimensión, su color, esa sensación de lugar fantasmal. Sobrecogedor.
    Nos vemospronto.
    Rosa

  5. Ufff, me han parecido muy espectaculares las fotos del templo de Ta Phrom, con la vegetación tomando los edificios. Y como siempre, gracias por las explicaciones.
    Un abrazo,
    j.

  6. Instructivo conocer todas esas culturas, como siempre. Para nosotros que limitamos nuestra historia occidental al todo, como si fuera la única realidad existente.
    Me han gustado especialmente las fotos de la tela de araña, el árbol y la bicicleta y los retratos, el de Gaby es bonito. Marcial me ha hablado del calor y la humedad tan duras de soportar.
    En Tarragona ha llegado la primavera.

  7. Que fotos tan bonitas y que buenos recuerdos me traen, todo el viaje fue estupendo , lo tendré siempre en la memoria. Disfrutamos de muy buenos momentos los cuatro juntos. Aprovechar lo que os queda de viaje. Saludos a Rosa y espero verla en un post. Muchos besos Mari Carmen. Gracias por dedicarnos el post.

  8. Sobrecogedor…
    inspirador…casi legendario. Os vais superando, cuando crees que has visto las fotos más increíbles..ahí aparece el siguiente post!
    Mil besos, os quiero mucho

  9. Muy interesante la historia de esta cultura, les agradeceria mucho si es que alguien sabe de un buen libro sobre la historia de angkor.

    Saludos

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