Quizás fue un día normal, o un mal día… quizás conociste a alguien interesante o ganó tu equipo… quizás viste una buena película o alguien te dio una buena noticia… una buena cena con amigos… quizás.

En nuestro caso no pasó nada. El día desapareció mágicamente de nuestro calendario al cruzar el pacífico hacia nuestro siguiente destino. Nos robaron un día de nuestras vidas como a quien le roban la cartera en el metro y no se da cuenta hasta que llega su parada. Nuestra parada llegó en Auckland, al norte de Nueva Zelanda, donde reconfirmamos que era día 3. Habíamos volado 13 horas desde Santiago saliendo el día 1 de diciembre. Las cuentas no salían…

Nos acordamos entonces de que un tal Willy Fogg dio su famosa vuelta al mundo ahorrando un día. Él, que tenía mucha más prisa que nosotros, viajó hacia el este ganándole horas al reloj en lugar de perderlas como hacemos nosotros cada vez que damos un gran paso adelante.

Así pusimos pie en un nuevo continente desconocido para nosotros con ganas de descubrir Nueva Zelanda, un país que prometía, y mucho. Pero antes de lanzarse a descubrir debíamos organizar. El transporte público en Nueva Zelanda, únicamente válido para desplazarse de una gran ciudad a otra, no nos convenía porque, precisamente, Nueva Zelanda destaca por su naturaleza y no por la corta historia de sus ciudades. De hecho, un tercio del país es espacio natural protegido. Las alternativas eran, pues, comprar o alquilar una autocaravana o bien, alquilar un coche y hacernos con un equipo de camping.

Descartamos la compra por el escaso tiempo del que disponíamos para recorrer el país aunque creemos que esta es la mejor opción si la visita se alarga por más de un mes o mes y medio. Descartamos también el alquiler de la autocaravana por el coste siendo sólo dos. Así que, estaba claro, coche y camping. Nos hicimos con un viejo Ford Laser del 98, con 175.000 kms. y compramos el equipo de camping (mucho más resultón ¡dónde va a parar! que el de Torres del Paine) en unos grandes almacenes.

En un par de días en Auckland (de la que escribiremos más adelante) lo teníamos todo listo para empezar nuestro particular ‘Road Trip’ por Nueva Zelanda.

¡Carretera y manta!